viernes, 12 de agosto de 2011

Cuando un socio renuncia

Cuando un socio renuncia porque el Club no atiende suficientemente los problemas del hambre y la salud, quizás no le explicaron que la misión de Rotary es atender la dignidad del hombre y que la dignidad del hombre pasa por el hombre y la salud pero no se agota allí.

Cuando un socio renuncia porque no le hicieron justicia a la hora de repartir los cargos, quizás no le explicaron que en Rotary no hay “carrera”, que todos los cargos son puestos transitorios de servicio, que en Rotary “no se consigue, se da”.

Cuando un socio renuncia por falta de información (no me lo dijeron, no me avisaron, no me enteré) quizás no le explicaron que todos los Rotarios tienen a su alcance toda la información, que lo único que se requiere es consultarla porque el proceso de comunicación precisa además de emisores creativos, receptores activos.

Cuando un socio renuncia porque viaja mucho o tiene poco tiempo y no puede hacer cosas, quizás no le explicaron que Rotary es ante todo un fenómeno individual y recién después un fenómeno colectivo (una importante diferencia con otras instituciones parecidas) que nuestra rueda rotaria tiene 24 dientes porque se es Rotario las 24 horas del día y no sólo durante la reunión semanal.

Cuando un socio renuncia porque no le dejaron actuar o no requirieron su participación, quizás no le explicaron que lo genial en Rotary es la acción individual, que el voluntariado rotario en el Club y en el Distrito se dan por añadidura, que ser convocado puede facilitar la tarea pero que no serlo no es pretexto para no participar. Que en Rotary no cabe lo de “si precisas una mano me avisas”. Nadie debe avisarnos que se nos precisa, es nuestra tarea darnos cuenta.
Cuando un socio renuncia porque no puede ser amigo de todos sus compañeros de Club, quizás no le explicaron que la amistad en Rotary debe entenderse como una atmósfera y no como una relación obligada de todos con todos.

Cuando un socio renuncia porque se ofendió por alguna expresión de la mesa, quizás no le explicaron que Rotary es una escuela de vida, donde no cabe la hipersensibilidad, porque todo el espacio está ocupado por la tolerancia.

Cuando un socio renuncia porque el monto de la cuota no es acorde con su presupuesto (por defecto o por exceso) quizás no le explicaron que Rotary es un corte transversal de su comunidad y que esto es válido también en lo económico.

Cuando un socio renuncia porque el Club hace poco en su comunidad, quizás no le explicaron que Rotary hace filantropía, pero no es una institución filantrópica, que Rotary hace caridad pero no es una institución caritativa, que Rotary hace cosas pero que su misión es hacer gente, que Paul Harris dijo: “Las buenas obras no son lo único que existe en Rotary, las buenas obras son sólo expresión de algo que yace detrás.”

Cuando un socio renuncia porque las conductas de algunos Rotarios no tienen -a su criterio- las características acordes a nuestros principios en un ciento por ciento, quizás no le explicaron que Rotary está formado por hombres, no por ángeles, por hombres que tienen conciencia de su imperfección y el deseo de mejorar tal condición; Que Rotary más que un cónclave de perfectos es un campo de entrenamiento para perfeccionarse.

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